Fui una niña sociable, callada y siempre sonriente. Las lágrimas se me secaban rápidamente en el exterior, aunque no en el interior.

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Siendo la segunda de cinco hermanos prefería la soledad, aunque los momentos de juegos los compartía gustosa.

El contacto con la naturaleza me tranquilizaba y era el espacio donde me sentía intuitiva  entusiasta, curiosa y deseosa de saber.

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Por el trabajo de mi padre tuve que vivir en diferentes ciudades y estudiar en diversas escuelas. Esto me causaba, por un lado, mucha satisfacción por conocer otras culturas y  por otro, un gran esfuerzo a la hora de hacer amigos. Cuando ya los tenía me marchaba a otro lugar y volvía a comenzar. Una y otra vez se repetía la misma historia.

Mi adolescencia la pasé reprimida, resignada y fatigada interiormente. Los miedos de mis padres no me dejaban crecer.

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Mis estudios se encaminaron hacia la medicina convencional, pero no era en ese ámbito donde mi alma vibraba. Al terminarlos me casé y me vine a vivir a Barcelona.

 

Tuve la oportunidad de trabajar en mi propia herboristería, conocer las esencias florales, la terapia regresiva, las sintonizaciones arquetípicas y aplicarlas en mi para hacer mi viaje interior de  darme cuenta, ponerme en marcha, pasar a la acción y cambiar lo que sin saber me había hecho infeliz. Requirió de un proceso largo que continúa cada día. Los resultados que experimentaba fueron tan evidentes para mí y para mi entorno que decidí estudiar las técnicas que tanto me habían ayudado.

 

Actualmente paso consulta en mi herboristería, imparto seminarios del sistema floral de las orquídeas del amazonas, y sigo formándome en terapia gestalt.

Me siento una peregrina en este eterno camino. Mi compromiso es acompañar a todos los aventureros/as que deseen viajar a través de sus emociones y dar un salto en su camino evolutivo.

Facilito que las personas puedan lograr fluir con la vida, hacerse cargo de sus potencialidades y ayudar al mundo a vibrar en una frecuencia más armónica.